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Estados Unidos acaba de dibujar un capítulo terrorífico, pero igual de importante en su historia: el atentado contra Donald Trump, a manos de Thomas Matthew Crooks, donde, por cuestión de milímetros, el expresidente y también candidato presidencial se ha salvado de la muerte. Sin embargo, ¿qué pasaría si esto no hubiera sido así?
Ante panoramas difíciles, cuestionamientos difíciles, y eso implica tener en bajo la lupa los mecanismos que son aplicables cuando un presidente, o en este caso, un candidato presidencial estadounidense muere o es asesinado.
El impacto que tiene este tipo de actos es a gran escala, y la conmoción social y mundial son solo una pizca de los estragos generados.
¡Primer intento de asesinato político en más de 40 años!
Han pasado 43 años, desde que EU vivió su último atentado presidencial, donde la víctima fue Ronal Reagan, cuando un hombre llamado John Hinckley Jr. intentó asesinarlo el 30 de marzo de 1981, justo 70 días después de tomar la presidencia.
Reagan pudo salir ileso, y como bono extra, el beneficio en su campaña al poder consolidarse como mandatario consecutivo en dos ocasiones, ¿le pasará lo mismo a Trump?
¿Quién hubiera suplido a Donald Trump en caso de asesinato?
Según la 20ª Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, si un presidente electo muere, su compañero de fórmula, el vicepresidente electo, se convierte en presidente.
En este sentido, al ser ahora oficialmente el candidato por el Partido Republicano, se aplicaría la misma regla, a menos que el Congreso impugne por medio de una ley.
“Si el presidente electo hubiera muerto en el momento fijado para el comienzo del período presidencial, el vicepresidente electo será presidente. Si antes del momento fijado para el comienzo de su período no se hubiere elegido presidente o si el presidente electo no llenare los requisitos exigidos, entonces el vicepresidente electo fungirá como presidente electo hasta que haya un presidente idóneo, y el Congreso podrá prever por medio de una ley el caso de que ni el presidente electo ni el vicepresidente electo satisfagan los requisitos constitucionales”; se lee en la Constitución de EU.
A este conexto habría que sumarle que, Donald Trump eligió el pasado 15 de julio a J.D. Vance, para ser candidato a la vicepresidencia.
Resulta bastante paradójico que la Constitución en EU contengan las enmiendas que le dan sentido a su sociedad, y al mismo tiempo se las quite, pues la segunda enmienda “otorga a los ciudadanos el derecho de portar armas”, mientras que la 20ª dictamina quién queda a cargo en caso de muerte.
El atentado a Trump ha puesto en la balanza que, si se presentara otro caso histórico como un intento de asesinato contra un candidato o presidente, el vicepresidente es quien quedaría en su lugar.